Principios éticos del Congreso CIED


Principios éticos en la investigación científica

1. Sentido: la ciencia debe estar siempre orientada por objetivos y metas racionalmente fundamentados. La mera producción o la repetición en cadena no tiene por qué implicar una consecución de esos fines, así como tampoco el estancamiento teórico o práctico en un área de conocimiento. El sentido del acto científico debe estar constantemente revisado.

2. Diálogo: el conocimiento humano es dinámico, y requiere de un debate riguroso y fundamentado entre seres racionales. Un congreso, como el presente, pretende dar más oportunidades de diálogo y debate respetuoso y que busque la mejora del conocimiento. La crítica, el debate, y el análisis mutuo debe guiar el camino conjunto del conocimiento.

3. Veracidad: la verdad es uno de los valores que deben guiar la investigación científica, y ello implica integridad y coherencia por parte de los investigadores. En ocasiones, podemos saber qué afirmaciones son falsas, aunque no siempre sepamos cuáles son ciertas.

4. Rigurosidad: los caminos para acercarse a la verdad son múltiples y están bastante estudiados, según la naturaleza de la realidad que se estudie. Ello exige que los investigadores sean totalmente honestos y transparentes con sus procederes científicos.

5. Responsabilidad: la sociedad democrática actual ha depositado en la comunidad científica la responsabilidad de crear conocimiento científico válido y riguroso. Los científicos deben estar comprometidos con esa confianza pública que se las ha dado. Ello requiere que el investigador sea responsable con los fines elegidos, los métodos usados, la gestión de la financiación, o la ética de la investigación.  

Principios éticos de la educación

1. Sentido: el bien es aquello a lo que todas las cosas tienden, planteó Aristóteles. El estudiante, en tanto que ser humano, busca su mejora; cuando esta búsqueda no pueda hacerla por sí mismo, la función del profesor cobra mayor importancia aún.

2. Oportunidad: esa tendencia al bien no debe ser obstaculizada por razones contextuales, como frecuentemente sucede. Por tanto, todo el alumnado debe tener igualdad de oportunidades para acceder a la educación y recibir un trato justo y sin discriminación por motivos de género, raza, religión, orientación sexual, entre otros.

3. Talento: es un deber dar oportunidades y tiempo de desarrollo a todas las capacidades de todo el alumnado.

4. Diversidad: el desarrollo de los talentos de cualquier estudiante implica conocer con rigor y detalle toda la diversidad de alumnado que existe. Es una exigencia de la educación la personalización de la enseñanza, la voluntad docente, la ausencia de prejuicios y el esfuerzo orientado.

5. Profesionalidad: el cuerpo de maestros y profesores es una de las profesiones más relevantes en una sociedad democrática, al mismo nivel que los sanitarios o los jueces. Se debe revalorizar la función docente, comenzando por aumentar la propia calidad profesional. Ejercer con la máxima calidad la profesión docente es uno de los mayores deberes de la sociedad actual.